WILD RESURRECTION

WILD RESURRECTION I

>>Día 30, ¿O día 31?

Ha pasado aproximadamente un mes, un maldito mes, y las paredes de este jodido bunker parecen estrecharse por días. Me siento agobiado, enfurecido e impotente ante el hecho de que no recuerdo nada desde que salí del tubo de hibernación. No recuerdo nada sobre mí, ni mi nombre ni el motivo por el que comenzamos el sueño artificial. Si, he hablado en plural.

Cuando salí del tubo lo primero que vi fueron otros cinco. Uno estaba vacío, por lo que me llevaba a dos posibles respuestas: la primera que no hubo nadie que se metiera dentro, y la segunda que la persona que allí dormía se hubiera despertado antes que yo. En los cuatro tubos restantes solo hallé esqueletos, lo que me lleva a pensar que quizá hubo algún fallo en el sistema, o simplemente que no se selló en condiciones.

Vaya... es curioso, ¿cómo es posible que pueda saber este tipo de cosas y ni siquiera sepa cual es mi nombre o qué hago aquí? ¡Joder! Esto es un quebradero de cabeza. Espero empezar a recordar pronto o, mejor aún, encontrar la manera de abrir la trampilla que hay en el techo del bunker, o acabaré uniéndome a mis desconocidos compañeros <<.

>>Día 60, o eso creo.

La idea de volver al tubo de hibernación se hace cada vez más tentadora, ya que cada vez escasean más la comida y el agua y no encuentro la manera de llegar al exterior. Solo hay un pequeño problema... y es que se produjo un cortocircuito en el sistema cuando el ordenador me despertó, por lo que no podré volver al sueño artificial. Esto es un gran problema ya que moriré al poco tiempo de terminarse los víveres<<.

>>Día 65...

Llevo dos días sin comer, la comida se terminó a los tres día desde mi última entrada en este diario. Y ya solo me queda una botella de agua, la cual esta medio vacía. Hoy será mi último día con vida puesto que no he podido abrir la trampilla, está atorada. Estoy harto de esta oscuridad... <<.

Justo al escribir la última palabra en su diario, sintió cómo todo a su alrededor comenzó a temblar. Parecía tratarse de un terremoto de gran ferocidad. Instintivamente se refugió bajo su tubo de hibernación y cerró con fuerza los ojos hasta que pasara este inesperado fenómeno. No supo a ciencia cierta cuánto tiempo duró el temblor. En realidad fue breve pero el sintió que fue interminable, como si hubiera durado una eternidad.

>> ¿Ya ha pasado? Menos mal <<. Se dijo en voz baja al mismo tiempo que pensaba en abrir los ojos. >> Un momento, ¿para qué abrir los ojos? Así se está bien, además... seguirá estando todo oscuro. Al menos así estoy cómodo <<. Pensó.

Pero algo dentro de su mente luchaba por querer abrir los ojos ya que sentía un extraño palpito, como algo de esperanza. Por lo que comenzó a hacerse preguntas.

>> Quizá esté atrapado entre escombros y, si es así ¿para qué abrir los ojos? Pero, por otra parte, puede que el temblor abriera un boquete en la pared y ya no esté atrapado, así que ¿debería abrirlos?<<.

Al final la esperanza ganó a la resignación, y poco a poco comenzó a abrir los párpados. Para su sorpresa y, también, para su decepción, todo seguía tal cual. Pero, al afinar un poco la vista, pudo ver ese atisbo de esperanza que sintió momentos antes. Quizá el temblor no hubiera destruido el bunker, quizá no hubiera abierto ningún boquete en el techo pero, lo que si había provocado fue que la trampilla hacia el exterior se doblase parcialmente.

Se aproximó hacia la puerta del bunker poco a poco, autoconvenciendose de que no se trataba de un sueño, mejor dicho, una visión falsa por culpa de la oscuridad. Se posicionó justo debajo de la puerta blindada y observó la fisura. No era del todo fina, pero tampoco lo suficientemente gruesa como para poder salir por la misma y, por la cual, incidía un halo de luz solar.

Lentamente pasó su mano por el halo, distorsionando la luz. Sintió como la luz le calentaba la mano y, casi involuntariamente, se le formó una sonrisa a la que siguieron varias lágrimas de felicidad. Seguidamente subió por las pequeñas escaleras de acero y pegó su nariz a la fisura, disfrutando, de esta manera, del aire puro que estaba entrando en aquellos instantes. Luego afinó el oído y pudo percibir el sonido de hojas y ramas meciéndose al viento.

Fue en ese mismo instante cuando su mente pareció resetearse y recordó algo de especial importancia, un dato curioso que quebró todos sus esquemas e hipótesis que se había formulado desde su despertar.

>> Un segundo... El bunker estaba en el sótano de mi casa <<. Pensó. >>Y mi casa estaba en una ciudad... no recuerdo árboles. Entonces... ¿Por qué los escucho? Y este aire que entra... es demasiado puro. ¿Qué ha pasado?<<.

Dejando a un lado sus pensamientos, decidió que la prioridad era intentar forzar la trampilla y comenzó a buscar algo para abrirla. Desde martillos y destornilladores, hasta sierras mecánicas y palancas de hierro... nada serviría para abrirla, pero podría intentar cortar las bisagras con la radial y luego hacer palanca para hacer caer la trampilla. Se puso manos a la obra, conectando la radial a una batería y colocándose una gafas protectoras. Después de varios minutos consiguió cortar las bisagras y, cuando hizo esto, la compuerta calló al suelo del bunker formando un ruido atronador.

- Bueno, al menos no voy a tener que hacer palanca -. Dijo en voz alta al mismo tiempo que se tapaba los ojos para protegerse de la brillante luz que entró fulminante en aquel oscuro lugar.

Cuando salió del bunker no podía creer lo que estaba viendo. Un exuberante mundo se abría ante él. Estaba rodeado de gigantescos árboles que parecían rasgar un profundo cielo azul y, más allá, entre los troncos, podía vislumbrar una verde llanura bañada por la dorada luz del sol. Y sus oídos podían percibir el sonido de un riachuelo no tan remoto a él.

- Esto es precioso - dijo maravillado.

Dio una vuelta sobre si mismo y, lo que halló le descolocó y preocupó a partes iguales. Un número indeterminado de árboles se hallaban en el suelo hasta el horizonte.

- Esto no lo hace un terremoto - añadió preocupado.

En ese momento, varia imágenes comenzaron a sucederse en su cabeza. Imágenes de altos edificios de hormigón y cristal, largas carreteras repletas de automóviles, calles abarrotadas de gente... Su casa en las afueras de la ciudad, el bunker en el sótano.

- ¿Dónde estoy?

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